Energía solar sin paneles fotovoltaicos, una tecnología innovadora con ADN español que ha acabado en bancarrota
La energía termosolar, también conocida como solar térmica, utiliza la radiación solar para generar electricidad o calor mediante la concentración de la luz del sol. La mayoría de estas instalaciones emplean espejos parabólicos o heliostatos, que siguen el movimiento del sol durante el día para captar la máxima cantidad de energía, enfocándola hacia un receptor situado en lo alto de una torre central o a lo largo de un tubo que contiene un fluido térmico. Este fluido, que puede ser aceite sintético, agua o sales fundidas, se calienta hasta alcanzar temperaturas elevadas, generalmente entre 300 y 600 grados Celsius, y almacena el calor por varias horas. Posteriormente, se transfiere a un intercambiador de calor, donde la energía térmica calienta agua para producir vapor. Este vapor mueve una turbina conectada a un generador eléctrico, transformando la energía mecánica en electricidad que se envía a la red eléctrica. Después de pasar por la turbina, el vapor se condensa y se recicla para