Jornal Internacional Espanhol

Las farmacias dispensan metadona y fentanilo, pero no podrán facilitar cannabis: “Es absurdo, vamos marcha atrás”



Los farmacéuticos no entienden por qué el Ministerio de Sanidad les impide dispensar cannabis medicinal en las farmacias comunitarias, las que están en la calle, cuando llevan años facilitando a los pacientes productos hechos con estupefacientes mucho más potentes, como la metadona o el fentanilo. El proyecto de real decreto que regula el uso terapéutico del cannabis ha limitado su dispensación a las farmacias hospitalarias, mucho menos numerosas y bastante más alejadas de los usuarios. “No existen motivos sanitarios ni de seguridad”, “es demasiado timorato”, advierten desde el sector.

La inclusión de las más de 22.000 farmacias comunitarias existentes en España como posibles dispensadoras de las fórmulas magistrales elaboradas con cannabis fue el asunto que concitó más solicitudes durante el trámite previo de información pública del borrador del decreto que el Ministerio de Sanidad publicó el pasado 30 de septiembre. Colegios profesionales y sociedades farmacéuticas, oficinas de farmacia, empresas productoras de cannabis medicinal y particulares pidieron que no se limitase a las farmacias de los hospitales la dispensación, algo que gran parte de ellos volverán a reclamar en el nuevo trámite de audiencia pública del proyecto que se ha abierto hasta este lunes 21 de octubre, antes de la aprobación definitiva del decreto.

Sanidad, ministerio que dirige Mónica García, alega que ha rechazado la dispensación en las farmacias de la calle porque ha tenido en cuenta las conclusiones de la Subcomisión que analizó en el Congreso de los Diputados la regulación del cannabis medicinal en España, aunque en el dictamen definitivo aprobado por la Comisión de Sanidad de la Cámara en junio de 2022 se solicitó explorar la posibilidad de incluir a las oficinas de farmacia comunitaria como dispensadoras de estos preparados.

Además, el Ministerio entiende que las indicaciones propuestas en el decreto para el uso terapéutico del cannabis (espasticidad por esclerosis múltiple, formas graves de epilepsia refractaria, náuseas y vómitos a causa de la quimioterapia, y dolor crónico refractario), requieren un seguimiento farmacoterapéutico que se realiza mayoritariamente en ámbito hospitalario y que, por tanto, deben ser las farmacias hospitalarias las que se encarguen de su elaboración y dispensación.

La decisión del Gobierno aleja de esta forma los puntos de dispensación de quienes padecen esas enfermedades y dolencias, que tendrán que desplazarse a sus hospitales de referencia, situados en muchos casos a kilómetros de distancia de sus casas, en vez de dirigirse a la farmacia del barrio o de su pueblo para adquirir el tratamiento. “Confiamos en que haya alguna modificación en el decreto, porque una ley que arranca mal acabará mal, dejando al paciente desprotegido“, ha advertido la presidenta del Observatorio Español del Cannabis Medicinal (OECM), Carola Pérez.

La red que dispensa metadona y 264 productos estupefacientes

Los colegios de farmacéuticos se lamentan de que el Ministerio de Sanidad no haya tenido en cuenta el enorme potencial y la experiencia que ofrece la red de 22.222 farmacias comunitarias abiertas actualmente en España, la cual permite que el 99% de la población tenga una muy cerca de su casa, incluida la de los municipios con menos habitantes, ya que 2.000 de ellas se encuentran en localidades que no llegan a los 2.000 vecinos.

En esas farmacias, según el Consejo General de Colegios Farmacéuticos, se dispensan diariamente 264 presentaciones autorizadas de medicamentos con calificación de estupefacientes, sometidos a estrictos controles, lo que suponen millones de recetas de opioides como el fentanilo, psicotrópicos y otros productos prescritos por médicos especialistas y de Atención Primaria. Desde los años 90 del siglo pasado, boticas de 11 comunidades autónomas facilitan también metadona a pacientes adscritos a un programa de mantenimiento con este agonista opioide sintético, usado, fundamentalmente, en el tratamiento de personas adictas a la heroína, tal como refleja el Mapa de los Servicios de las Farmacias Españolas publicado este mismo mes.

“Consideramos que no existen motivos sanitarios ni de seguridad ni jurídicos que justifiquen que la dispensación de fórmulas magistrales tipificadas de preparados estandarizados de cannabis quede limitada a los servicios de farmacia hospitalaria”, subrayan a Público fuentes del Consejo de Colegios Farmacéuticos.

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A juicio de este órgano profesional, tanto la dispensación de las fórmulas con cannabis como el posterior seguimiento farmacoterapéutico se pueden hacer con las máximas garantías en las oficinas de farmacia, tal como ya sucede con muchos estupefacientes y psicotrópicos. “La dispensación a través de farmacias comunitarias no sólo respetaría la legislación vigente, y mantendría todas las garantías sanitarias y de seguridad, también facilitaría el acceso a los pacientes a quienes se haya prescrito estas fórmulas, en su mayoría pacientes crónicos que no responden adecuadamente a los tratamientos habituales, pero cuya vida diaria transcurre en el ámbito ambulatorio”, explica el Consejo General.

El Consell de Colegios Farmacéuticos de Catalunya es otro de los órganos profesionales que ha solicitado al Ministerio que permita a las farmacias comunitarias dispensar las fórmulas magistrales de cannabis. El vocal de Plantas Medicinales del Colegio de Barcelona, Josep Allue, aunque muestra su satisfacción por la publicación al fin del borrador del decreto, lamenta que se haya dejado fuera a las boticas. “No nos parece bien, entre otras cosas porque reduce la accesibilidad de estos pacientes, que en su mayoría están en una situación muy frágil y tendrán que desplazarse a los hospitales”, explica a este periódico.

Allue señala que las farmacias comunitarias ya elaboran fórmulas magistrales de cualquier producto, con opioides, morfina, metadona, específica para cada paciente, con una dosis y una composición determinada y una potencia farmacológica inferior a la del cannabis, siguiendo todos los controles establecidos. “Así que esto lo podemos hacer sin ningún problema. No es nada extraordinario, por eso nos sorprende que ahora solo se lo dejen a los hospitales”, recalca.

Farmacéuticos de Atención Primaria: “Es absurdo”

La Sociedad Española de Farmacéuticos de Atención Primaria (SEFAP) tampoco entiende por qué Sanidad ha excluido a las farmacias comunitarias de la regulación del cannabis medicinal y, por esa razón, va a presentar de nuevo alegaciones al proyecto de decreto para que las incluyan como dispensadoras. Su presidente, José Manuel Paredero, pone el ejemplo de una provincia como Guadalajara, en la que un paciente tendría que recorrer hasta 200 kilómetros para conseguir su tratamiento en el hospital, porque no lo puede adquirir en la botica de su pueblo o en la del más cercano. “Es absurdo”, concluye.

Paredero recalca que las oficinas de farmacia ya dispensan productos como la metadona, son grandes formuladores de fórmulas magistrales, igual que las de los hospitales, y cumplen con todos los criterios de seguridad sanitaria. “Da la sensación de que damos marcha atrás con el cannabis, cuando en las farmacias ya se trata diariamente con estupefacientes desde hace mucho tiempo. Es demasiado timorato“, apostilla.

A juicio del presidente de la Sociedad Española de Farmacéuticos de Atención Primaria, el real decreto que se halla ahora en trámite de audiencia pública debería dejar este aspecto más abierto, porque si definitivamente se limita en su enunciado la dispensación a las farmacias hospitalarias, luego será más difícil cambiar la norma para que se incluyan a otras entidades, como las oficinas comunitarias, los centros de salud de Atención Primaria o los residenciales de personas mayores o con discapacidad que disponen de servicio farmacéutico.

En España, hay miles de personas que consume cannabis con fines medicinales. Según el OECM, podría haber hasta medio millón de pacientes que utilizan la marihuana para tratar alguna dolencia o enfermedad. Y su presidenta se lamenta de que estas personas no hayan estado en el centro de la regulación que ha llevado a cabo el Gobierno, de que no se hayan tenido en cuenta sus necesidades.

“Del mismo modo que recogemos ahora el fentanilo en la farmacia al lado de nuestra casa quienes lo necesitamos, podríamos recoger el aceite de cannabis, porque en las farmacias conocen además desde hace muchos años nuestras dolencias”, dice Carola Pérez, quien confía aún en que pueda haber aún alguna modificación en el decreto ley. “Los pacientes tenemos derecho a la mejor calidad de vida posible. Igual no somos curables, pero podemos ser cuidables”, añade.

La Sociedad Española del Medicamento Individualizado (LASEMI), con cerca de 400 científicos profesionales asociados en el ámbito de la formulación magistral, es otra de las organizaciones que ha presentado alegaciones al proyecto de decreto, porque, a su entender, ha dejado de aprovechar el potencial y la capacidad de las más de 22.000 oficinas de farmacia y las grandes ventajas que representan para los pacientes.

“Las farmacias mejoran el acceso a todos aquellos pacientes que lo necesitan, procedan de la sanidad pública o privada, procedentes de zonas urbanas o rurales en las que no hay hospitales o incluso de zonas donde hay hospitales, pero que por su tamaño no disponen de servicio de farmacia hospitalaria, o de pacientes con movilidad reducida”, explica a Público la presidenta de LASEMI, Concepción Chamorro.

Según la responsable de la Sociedad del Medicamento Individualizado, con la inclusión de las farmacias comunitarias se evitan los costes que suponen los desplazamientos de pacientes a hospitales para obtener su tratamiento y las consecuentes pérdidas de tiempo. “La farmacia comunitaria es -subraya Chamorro- garantía de elaboración, custodia y dispensación de medicamentos individualizados derivados del cannabis, gracias a las exigentes medidas de elaboración y control recogidas en la normativa y el exhaustivo control en la dispensación de fórmulas magistrales y de psicótropos”.

Niegan que el seguimiento solo lo hagan los hospitales

Todas las entidades profesionales consultadas por este periódico rechazan que el seguimiento farmacoterapéutico se pueda llevar a cabo únicamente desde las farmacias hospitalarias, tal como argumenta el Ministerio de Sanidad para descartar a las oficinas comunitarias como dispensadoras de fórmulas magistrales hechas con cannabis. El sistema de trabajo de las farmacias de la calle “permite hacer un mejor seguimiento farmacoterapéutico (cumplimiento, adherencia terapéutica, continuidad asistencial…) y, por consiguiente, de farmacovigilancia“, afirma al respecto la presidenta de LASEMI.

La Asociación Profesional Independiente de Farmacéuticos Formuladores (APROFARM) es otra de las entidades que ha pedido a Sanidad que permita a las farmacias comunitarias dispensar fórmulas magistrales hechas con extractos de cannabis. Su presidenta, Ariadna Crusellas, explica a este periódico que, aunque se trata de un tema que debe estar perfectamente controlado, también debe ser accesible a toda la población, una parte de la cual vive en localidades donde no hay hospitales.

Según Crusellas, igual que ocurre con la dispensación de metadona, para la que es necesario disponer de una acreditación específica, se podría hacer lo mismo con las fórmulas magistrales de cannabis. “Hay que encontrar un camino para que todo el mundo tenga un papel adecuado, estableciendo todos los controles de seguridad necesarios para el bien de todos”, precisa la responsable de APROFARM.

En otros países de Europa donde está regulado el uso medicinal del cannabis, algo que ya han hecho la gran mayoría de los miembros de la UE, la dispensación se lleva a cabo en farmacias comunitarias con la presentación de una receta médica. En la gran potencia comunitaria, Alemania, cada farmacia elabora, por ejemplo, un preparado de acuerdo con la dosis y composición, incluidas las flores de la planta, prescrita por un facultativo.

En el vecino Portugal, una ley aprobada en 2018 establece en su artículo sexto que los medicamentos, preparaciones y sustancias hechas a base de la planta del cannabis prescritos para fines medicinales serán dispensados en las farmacias, mediante la presentación de una receta, una vez verificada la identidad del adquiriente. Y en la también vecina Francia, los 3.000 pacientes con determinadas dolencias y enfermedades que participan en un ensayo también pueden conseguir su tratamiento con cannabis en oficinas de farmacia. Por su parte, Italia cuenta desde 2013 con una ley que permite la adquisición del cannabis en las boticas.

El proyecto de real decreto español establece, por otro lado, que la prescripción del cannabis tan sólo la podrán hacer los médicos especialistas que traten a pacientes con las indicaciones permitidas, siempre que los medicamentos ya autorizados no consigan un control satisfactorio de los síntomas. Estos facultativos tendrán que documentar en la historia clínica la justificación del uso de preparados del cannabis, informar al paciente sobre beneficios y posibles riesgos, y evaluar periódicamente su utilidad terapéutica.

El decreto contempla únicamente la regulación del uso de fórmulas magistrales de preparados estandarizados de cannabis que no se utilizan para los dos únicos medicamentos de fabricación industrial que están actualmente autorizados en España, Sativex y Epidiolex, y excluye por completo las flores de la planta, también conocidas como cogollos.





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