Docentes y alumnos en Catalunya critican la falta de tiempo para adaptarse a la nueva selectividad
La incertidumbre por los cambios en la selectividad y la demora en publicar los nuevos modelos de examen han generado un gran “sentimiento de angustia” entre el alumnado de segundo de bachillerato en Catalunya. Octubre llega a su fin, y con él el plazo fijado por el Departament de Recerca i Universitats para publicar un ejemplo de las 35 asignaturas de las Proves d’Accés a la Universitat (PAU).
Así lo denuncia la portavoz del Sindicat d’Estudiants, Paula Leyva, quien asegura que “la falta de información durante casi un trimestre se ha sumado al estrés” de los alumnos que “se juegan el futuro en un examen“. Cientos de jóvenes se manifestaron el pasado 11 de octubre en toda Catalunya exigiendo la publicación inmediata de los modelos con los cambios aplicados según la normativa estatal.
Sin embargo, los estudiantes no son los únicos que han sufrido inquietud debido a los tira y afloja de la administración. La portavoz del sindicat de treballadors de l’ensenyament de Catalunya (USTEC), Iolanda Segura, explica a Público que hay “mucho malestar entre el profesorado por la tardanza y porque no se ha tenido en cuenta su opinión”. Afirma que el nuevo enfoque más “competencial” responde a “intereses políticos” y no a las “necesidades reales” del alumnado.
Críticas al enfoque competencial de la nueva selectividad
En este sentido, la USTEC muestra su rechazo a la “nueva orientación competencial del Departament porque proviene de la OCDE” y “responde a intereses económicos del mundo empresarial” en lugar de surgir de un “amplio debate en el seno de la comunidad educativa”.
El Gobierno español defiende que este diseño evitará que el alumnado tenga que memorizar contenidos y fomentará la “creatividad y la capacidad de pensamiento crítico, reflexión y madurez en la resolución por escrito de una serie de preguntas”. Además, los enunciados se basarán en contextos cercanos a la vida de los jóvenes y en entornos “reales”.
Críticas por el tiempo “insuficiente” para preparar la selectividad
Segura responsabiliza a las administraciones catalana y española por la falta de “tiempo” para implementar los cambios de forma efectiva. Señala que es una “sobrecarga de trabajo” para el profesorado y que los estudiantes están preocupados. “Siempre es lo mismo; no entienden que gran parte del éxito educativo depende de la planificación previa“, lamenta.
Cronología de los cambios normativos
El Ministerio de Educación, Formación Profesional y Deportes propuso en 2022 una nueva selectividad para adaptarla a la última reforma educativa ―conocida como LOMLOE o Ley Celaá ―y para igualar los criterios de corrección, características básicas y estructura en todas las comunidades autónomas.
La reforma debería haberse aplicado en el curso 2023/2024, pero el Gobierno paralizó la tramitación del decreto a finales de mayo de 2023 debido a la convocatoria de elecciones generales para el 23-J. El ministerio se escudó en que la aprobación de la norma “excedería las competencias” del ejecutivo en funciones y podría generar “confrontación con las administraciones autonómicas”.
Tras varios años de modificaciones y aplazamientos, finalmente este junio el Consejo de ministros aprobó el decreto que regula los requisitos de acceso a los estudios universitarios de grado, las características básicas de la prueba y los procedimientos de admisión. Esta nueva normativa ha eliminado las diferencias en la nomenclatura: en todo el Estado se deberá referir al examen como Prueba de Acceso a la Universidad (PAU) ―como ya se llamaba en Catalunya― y no Evaluación del Bachillerato para el Acceso a la Universidad (EBAU o EvAU).
¿Qué cambiará este junio?
Por primera vez en la historia de la selectividad, la nueva normativa establece que todos los correctores y examinadores de todo el Estado deberán seguir unas pautas con criterios y objetivos comunes de corrección y calificación. Además, a partir de la próxima convocatoria (junio de 2025), la ortografía, la gramática, la cohesión y la coherencia ganarán más peso en la puntuación. Según indicó el propio ministerio en un comunicado, el 10% de la nota de cada pregunta dependerá de la redacción del alumno.
Otra novedad destacada es la eliminación de las dos opciones. A partir de ahora, los alumnos no podrán elegir entre diferentes alternativas, ya que habrá un único modelo de examen. Esta medida busca evitar que los alumnos no estudien algunos temas de Historia o de Historia de la Filosofía, por ejemplo, al no poder descartarlos en ninguna opción.
La portavoz de USTEC critica este cambio, ya que “obliga al profesorado a impartir toda la materia curricular“, una tarea que considera “imposible”. “Impartirlo todo implica menos preparación y profundidad y más estrés para los docentes y el alumnado”, añade.
En cuanto a las preguntas, el 70% de la puntuación del examen provendrá de enunciados abiertos o semiabiertos; es decir, se reducirán las pruebas tipo test y los alumnos dispondrán de más espacio para desarrollar sus respuestas. Además, podrán contar con material auxiliar como diccionarios, tablas de química o calculadoras.